En diciembre, un hombre interrumpió una misa en Garzón, Huila, y atacó brutalmente a una mujer, golpeándola repetidamente. Feligreses lo detuvieron y lo entregaron a las autoridades, pero semanas después quedó en libertad debido a su condición mental.
La decisión ha causado indignación en la comunidad y entre organizaciones de derechos de las mujeres, que advierten sobre el riesgo de nuevos ataques y exigen medidas para garantizar justicia y proteger a la ciudadanía.